Cuando el hombre descansa, la mujer ESTÁ con los hijos. Y cuando el hombre no está en casa, la madre CRÍA a sus hijos. No es lo mismo SER, que, ESTAR. Se es, cuando se existe en lo que se hace. Se está, cuando uno se halla en los demás.
"Padres, no busquen a sus hijos, hijos, no busquen a sus padres...". Entonces, ¿por qué los hijos buscarían a sus padres, o, buscarían de sus padres, si ya los tienen con ellos, en su integridad? Sin embargo, por la naturaleza del amor, los hijos se acercan a sus padres, y buscan de ellos, y por la misma naturaleza del amor los padres los saben guiar. Allí se presenta un problema, más que dificultad, cuando están serpientes cerca del hogar, esas buscan el mal, la división y la muerte, y siempre es por envidia. Entonces la percepción mental de los hijos, y de los padres, puede cambiar. Y de ese modo los padres pueden buscar a sus hijos, y los hijos, a sus padres.
"Mujer, no llores por mí, llora por tus hijos..."
Míralos correr, jugar a hacer el mundo, madre de tus hijos. Y cuando son grandes, les ha crecido el culo, entonces dicen tener una "conciencia animal", y matan por costumbre de mal. Y si esos no son tus hijos, porque todos los tuyos serán en el bien, entonces, ¿de quiénes son hijos, los que hacen el mal?
El que tiene oídos para oír, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
César Ignacio.
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